sábado, 10 de enero de 2009

INTRODUCCIÓN

El evangelio según San Lucas (Lc.) muestra evidentes semejanzas con los otros dos evangelios sinópticos (Mt. y Mr.), y a la vez presenta de manera peculiar la persona y la obra de Jesucristo. Por otra parte, este evangelio forma una unidad literaria y teológica con los Hechos de los Apóstoles, como claramente se indica al comienzo de este último libro, donde el autor mismo resume el contenido de su evangelio con estas palabras: "En mi primer libro... escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado desde el principio y hasta el día en que subió al cielo" (Hch. 1:1,2).

Lo mismo que Mt., aunque, sin duda, de manera independiente, el Evangelio según San Lucas comienza con los relatos sobre la concepción y el nacimiento de Jesús (Cap. 1-2). Pero lo hace de una manera especial: estableciendo un parelismo con la concepción y el nacimiento de Juan el Bautista. De este modo, desde el principio nos muestra claramente quién es Jesús y cuál es su misión. Jesús es el Mesías esperado por el pueblo de Israel, el Hijo de Dios, cuyo origen está en Dios mismo. El paralelismo entre las dos series de relatos sirve para resaltar más la superioridad de Jesús. En estos primeros capítulos predomina un marcado ambiente israelita, y solo ocasionalmente aflora el tema de la universalidad de la salvación (cf. 2:30-32), que expondrá en forma más clara en otros lugares.

A partir del cap. 3, este evangelio se refiere a la actividad pública de Jesús, y entonces se manifiesta más claramente la semejanza con Mt. y Mr., a la vez que se revelan sus rasgos propios. Así, por ejemplo, Lc. inicia esta parte de su narración con la mención de los gobernantes de ese tiempo (3:1-2), y la sitúa en el marco de la historia general. En esta, como en otros detalles, el autor muestra un espíritu y una cultura característicos del mundo griego.